Datos:
Títulos de los libros a reseñar:
1. Alas de
sangre.
2. Alas de
hierro.
Editorial: Planeta.
Año de publicación del primer libro: 2023.
Número de páginas del primer tomo: 706.
Sinopsis:
Un dragón sin su jinete es una tragedia.
Un jinete sin su dragón está muerto.
—Artículo uno, sección uno del Código de jinetes de dragones.
Violet Sorrengail creía que a sus veinte años se uniría al
Cuadrante de los Escribas para vivir una vida tranquila, estudiando sus amados
libros y las historias antiguas que tanto le fascinan. Sin embargo, por órdenes
de su madre, la temida comandante general, Violet debe unirse a los miles de
candidatos que luchan por formar parte de la élite de los jinetes de dragones.
Cuando eres más pequeña y frágil que los demás tu vida corre peligro, porque
los dragones no se vinculan con humanos débiles; de hecho, los incineran. Sumado
a esto, con más jinetes que dragones disponibles, buena parte de los candidatos
mataría a Violet con tal de mejorar sus probabilidades de éxito; otros, como el
despiadado Xaden Riorson, el líder de ala más poderoso del Cuadrante, la
asesinarían simplemente por ser la hija de la comandante general. Para
sobrevivir, necesitará aprovechar al máximo todo su ingenio. Día tras día, la
guerra que se libra al exterior del Colegio se torna más letal, las defensas
del reino se debilitan y los muertos aumentan. Por si fuera poco, Violet
sospecha que los líderes de Navarre esconden un terrible secreto. Amistad,
rivalidad y pasión... en el Colegio de Guerra de Basgiath todos tienen una
agenda oculta y saben que una vez adentro solo hay dos graduarse o morir.
Mi opinión:
¡Ciao, ragazzos!
Día de reseña, y hoy toca hablar de un fenómeno de la fantasía que
se viralizó tremendamente. Me resistí muchísimo a leerlo y, si he de ser
franca, no caí en la tentación sino hasta que me enteré de que el asunto iba de
dragones. Unos dragones con los que además, te vinculabas. Así pues, hoy
fangirlearé y criticaré estas dos primeras partes de estos libros. Eso sí, ojo
porque habrá spoilers, por lo que si no se han leído las novelas y no quieren
saber nada al respecto, absténganse de continuar.
La narrativa está en primera persona, principalmente, desde la
perspectiva de Violet, con un lenguaje ligero, ágil, lo único que me salió
sobrando fueron las escenas spicy, o sea, las escenas de sexo. No me
malinterpreten, me gustan las escenas spicy, pero en el primer libro yo hubiera
quitado al menos dos. Y en el segundo, tres o cuatro porque, honestamente, no
aportaban nada a la trama, ni a la evolución de los personajes.
Y hablando de los personajes, comenzaré por anotar mis
frustraciones primero: Violet me desesperó por completo y hasta llegó a caerme
gorda en algunas ocasiones. Comenzando porque a pesar de tener más de veinte
años, la tipa actuaba como una adolescente, inmadura, dramática como ella sola
y contradiciéndose a diestra y siniestra. Sin dejar de lado que, una vez que
inicia la relación con Saden, la mujer no hace otra cosa que coger (o pensar en
coger) con el hombre. Tal pareciera que ninguno de los dos ha cogido en su vida
y todos esos años de abstinencia sexual acaban de explotar y pedirles sexo con
urgencia. Cosa que no aplica, porque tanto Saden como Violet han tenido parejas
anteriormente. De igual forma, considero que los amigos de esta (salvo Liam,
¡qué tipazo buaaa!) son personajes demasiado planos. O sea, sí me cayeron bien
y todo, y comprendo que son importantes para la evolución de Violet, pero carecen
de su propio crecimiento personal.
Ahora sí, entraré en modo fan loca desquiciada:
¡Los dragones! Joer, ¡los dragones son lo mejor de los puñeteros
libros! Tairn es la onda, a Andarna me daban ganas de comérmela a besos o me
hacía soltar sinceras carcajadas. Otros personajes que me parecieron muy bien
logrados fueron los antagonistas, como Imogen, Jack y Catriona. La hermana de
Violet (cuyo nombre no me acuerdo… ¿Mira? Algo así) tampoco está mal. Y los
villanos, Dios, son unos villanos hijoputas, a los que odié con todo mi corazón
y cuya cabeza deseé ver rodar más de una vez. Y eso incluye a cierto dragón
tuerto, grrr.
Y por último, la trama. Al principio la cosa se me hizo un poco
predecible, pero la autora me calló la boca con unos giros de tuerca que no me
vi venir, pese a que deja pistas regadas, en serio, esos finales (tanto del
primer libro como del segundo) impactantes y desgarradores son la cereza del
pastel. Sin dudas, si algo sabe hacer Rebecca Yarros, es escribir finales de
novela. Me gustó más «Alas de sangre» que «Alas de hierro», aunque tampoco me sorprendió,
porque no he encontrado una segunda parte de una saga que me haya dejado con el
mismo buen sabor de boca que la primera. Y por supuesto, espero ansiosa a que
salga el tercer volumen el año que viene.
¿Y ustedes? ¿Han caído en las garras de este fenómeno literario?
¡Tecleen!

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