¡Ciao, ragazzos!
Y llegó el sabadito y
con él, el cierre de este Tres de tréboles que iniciamos hace dos fines de
semana. Y para hacerlo de manera espectacular, les traigo una entrevista a
Carmen Monroy, nuestra autora galardonada. Si todavía no saben quién es Carmen
y en qué consiste su trabajo, vayan a la entrada anterior a esta y lean la
reseña que hice de su obra.
Así pues y sin más
preámbulos, comencemos:
1. Háblanos un poco sobre ti. ¿De dónde eres y cuántos
años tienes?
Nací en la Ciudad de México, pero desde los siete años
me llevaron a vivir a Puebla y actualmente es donde radico.
2. Aparte de escribir, ¿a qué te dedicas actualmente?
Estudio la Maestría en Literatura Hispanoamericana
3. ¿En qué momento de tu vida decidiste que querías ser
escritora?
Fue como un chispazo que nació hace como diez años. Yo
tenía una historia en la cabeza que quería contar. Siempre me gustó leer y
escribir, pero en ese momento, después de escribir diez páginas de un hilo, sin
detenerme a hacer nada más que escribir, decidí tomar mi primer taller de
escritura y empezar a contar esta historia. Puede decirse que fue un momento de
inspiración y con la práctica se fueron forjando mis ganas de escribir
profesionalmente.
Esta historia
todavía no la termino, se convirtió en una novela que aún sigue
perfeccionándose.
4. ¿Cuánto tiempo tardaste en escribir «Tres minutos.
Viaje largo»?
Fueron cinco años, dos versiones y miles de
correcciones. Además de varios años en el taller de novela en el que aún sigo
trabajando.
5. ¿Por qué decidiste que la trama del libro girara
precisamente en torno a las mujeres que abordaban un uber?
Para empezar, yo trabajé como chofer de Uber y me
encantó esa relación que existe entre los pasajeros y en mi caso la conductora.
Además, en el ir y venir de la ciudad se pueden encontrar miles de historias
que se van entrelazando. Algunas de las historias fueron sucesos reales, otras
fueron anécdotas que me contaron y algunas otras fueron creaciones en mi mente
basados en experiencias previas. Algunas anécdotas son autobiográficas, no lo
niego.
6. ¿Qué opinas acerca de los estereotipos sobre las
mujeres que existen en México? ¿Te parece que estos estereotipos prevalecen en
la actualidad? (mujer casada, con hijos, sumisa, callada y obediente)
Creo que las mujeres en general estamos sometidas a
múltiples expectativas que nos va marcando la sociedad. Los estereotipos son
solo una forma de etiquetarnos y moldear nuestras conductas, pero ninguno es en
sí mismo bueno o malo. Creo que existen como modelos a seguir muy dominantes,
pero cada una de nosotras debemos tomar lo que nos convenga o en lo que
creamos. Creo que todas las mujeres hemos pasado por diversos roles y vamos
moldeando nuestra identidad a partir de ellos. El problema es cuando tratamos
de seguir el molde a raja tabla, pensando que debemos seguirlo a la perfección
para pertenecer a la sociedad. Eso nos ha generado mucha ansiedad y
frustración. Muchos roles son impuestos a las mujeres con el afán de complacer
a otros y muchas nos dejamos llevar por estas conductas sin pensarrealmente en
nosotras, en cómo nos sentimos y en cómo nos afecta o nos beneficia en el
interior. Creo que más que hacer notar los estereotipos debemos mirar hacia las
diferencias y hacer valer nuestra capacidad de aceptar o negarse a cumplir un
rol y por qué lo seguimos. No está mal ser madre, no serlo, tener hijos o no,
obedecer o ser rebelde, casarse, o ser soltera. Todo eso es una decisión
personal y nadie debe juzgarnos por hacer o no hacer tal cosa. Ese es el reto.
Darnos a respetar, poner límites y no juzgar a otras por las decisiones sin
conocer la causa de esa decisión.
7. ¿Qué puedes contarnos acerca del tema de abuso sexual
en mujeres? ¿Conoces a alguien cercano que lo haya sufrido y por eso decidiste
abordarlo? (no es necesario decir nombres)
El abuso sexual es un tema de interés para las mujeres
desde siempre. Solo que ahora está más observado y analizado. La educación ha
sido un parteaguas para hablar de ello. Miles de mujeres a lo largo de los
años, desde la postura feminista, han luchado por educar a las mujeres para
poder hablar fuerte y claro sobre lo que han pasado.
En particular no he estado en contacto con ninguna
víctima de abuso, ni lo he sufrido, pero siempre ha estado en mi mente el
interés sobre el tema. Creo que el primer paso para sanar una herida como esas
es hablándolo, no negarlo ni recriminarse por lo que pasó. Mi intención en esta
novela era tratar de empatizar con los problemas y situaciones que vivimos las
mujeres y crear redes de apoyo. Si nos sentimos acompañadas y fuertes es más
probable superar los obstáculos.
8. ¿Cuál es tu perspectiva acerca de la baja autoestima
en muchas mujeres y lo desesperadas que pueden estar por ser valoradas y
amadas?
Creo que las expectativas que tenemos las mujeres y la
dominación de la sociedad sobre nosotras es lo que desvaloriza y detiene
nuestro crecimiento personal. Creo que la baja autoestima es multifactorial,
desde la educación, nuestra percepción y la necesidad de complacer a los demás.
Todo eso debe trabajarse desde varios ángulos. Construir una identidad en la
cual te sientas más cómoda es complicado y en ese caso las redes de apoyo son
fundamentales. Mi consejo es que, si no se sienten valoradas y amadas, o que se
sienten incómodas en una situación, busquen ayuda.
9.
¿Algunos de los personajes de la obra están basados en
personas reales? ¿De qué personajes se trata?
Como tal, la mayoría de los personajes son ficciones.
Algunas actitudes de las protagonistas o de los pasajeros son reflejos de algo
que vi, o algo que hizo algún amigo o familiar, pero no todo. Por ejemplo: tuve
una amiga que su papá se fue al Tibet y abandonó a su familia, otra conocida
enfermera fue violentada por el jefe de su hospital y otra amiga vivió una
situación de violencia con su novio que la encerró en su casa, etc.
A mí, como conductora, si me pasó que una señora me
dijo que le ayudara a sacar dinero del banco, como Doña Socorrito en la novela,
y también me tocó llevar a una menor de edad a un motel y a una chica en estado
etílico a su casa, la mujer infiel, la chica que se cambiaba de ropa en el
coche y los chavos que molestaban a la conductora.
10. ¿Por qué decidiste enviar «Tres minutos. Viaje largo»
a un concurso? ¿Cuál fue el resultado y cómo fue la experiencia al enterarte
del veredicto de los jueces?
Esta novela estaba a punto de terminarse cuando salió
la convocatoria y encajaba perfecto en las bases. Es una novela ambientada en
la Ciudad de Puebla y alude a varios lugares conocidos en la ciudad, por eso la
envié. Pero fue casi el último día porque aún estaba terminándola. No pensé en
más cuando la envié. Solo que cumplía con las bases.
Fue muy intenso cuando vi el nombre de la novela en el
cartel de los ganadores. No creí que ganaría, para mí le faltaba mucho trabajo
aún. Luego recibí el correo anunciándome que había sido ganadora y que
tendríamos una reunión. Ahí me emocioné mucho. Cuando le dije a mis amigos que
había ganado ellos me dijeron que por fin mis esfuerzos habían rendido frutos y
me puse a llorar. El saber que a alguien más, un profesional en el área de las
letras, le había gustado y había creído en mi talento fue la mejor experiencia.
11. Y por último, ¿qué les aconsejarías a los escritores
noveles que no se saben si enviar o no sus trabajos a certámenes?
Creo que lo más importante es intentarlo. No se queden
con las ganas de saber qué hubiera pasado. No se obsesionen en esperar un
resultado, a final de cuentas este camino depende de muchos factores, además
del talento. Yo he enviado muchos cuentos y novelas a concursos. He gastado en
copias, memorias y paquetería. He invertido mucho tiempo en terminar los
escritos y he corregido hasta el cansancio. Lo más importante no es el
resultado sino saber que lo estás haciendo bien día con día. Todo se basa en la
constancia. He conocido gente talentosísima que nunca acaba un proyecto, o que
no tiene suficiente obra cuando hay oportunidades. Para mí, los certámenes son
un juego de azar, como cualquier otro, a veces se gana, a veces se pierde, pero
con cada intento lo que ganas es experiencia. Así que no dejen de escribir y no
dejen de experimentar.
Y ahí
lo tienen, señoras y señores, un ejemplo de que vale la pena arriesgarse con
los concursos y de que, el día menos esperado, nos podemos llevar una sorpresa.
Gracias Carmen por compartir con nosotros.
¿Y
ustedes? ¿Se han leído «Tres minutos. Viaje largo? ¡Tecleen!
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