Datos:
Título del libro: Tenemos
que hablar de Kevin.
Autor: Lionel Shriver.
Editorial: Anagrama.
ISBN: 9788433974440
Año de publicación:
2007.
Número de páginas: 616.
Sinopsis:
Eva es autora y editora
de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella. Casada desde hace
años con Franklin, un fotógrafo de publicidad, decide, con muchas dudas, cerca
de los cuarenta años, tener un hijo. Y el producto de tan indecisa decisión
será Kevin. Pero casi desde el comienzo, nada se parece a los mitos familiares
de la clase media urbana y feliz. Eva siente que Franklin se ha apoderado de su
maternidad, convirtiéndola en el mero contenedor del hijo por nacer. Y Kevin es
el típico bebé difícil, que tortura con sus llantos, que no quiere comer. Se
convertirá en el terror de las niñeras, en un adolescente terrible, en el
antihéroe a quien sólo le interesa la belleza de la maldad. Al llegar la
sangrienta, mortífera epifanía de Kevin, dos días antes de cumplir los
dieciséis años, el niño es un enigma para su madre.
Mi opinión:
¡Buenos días alegrías!
Día de reseña y, hoy
les hablaré de un libro que leí gracias a que Malig, del canal de booktube Para
qué leer, recomendó. A mí se me quedó la idea de que trataba de la madre de un
psicópata, pero siendo francos, el libro habla de mucho más que eso.
La narrativa de esta
obra está en primera persona, desde la perspectiva de Eva, quien es madre de
Kevin. La novela se nos presenta a través de cartas que esta mujer va escribiendo
para su esposo, con lo cual, conoceremos sus pensamientos y sus emociones,
relacionados ambos con lo que esta mujer vivió antes, durante y después de su
matrimonio. Es una lectura densa, que quizá nos cueste seguir al principio,
pero que, una vez agarrándole el tranquillo y luego de tomarnos pequeñas pausas
para analizar y reflexionar sobre lo presentado, lo cierto es que el texto te
termina atrapando. Eso sí, si son personas sensibles a las descripciones que
contengan sangre, mejor ni husmeen en estas páginas. Sí, el libro está dentro
del género de terror, pero no veremos nada sobrenatural en el libro, tampoco es
como que encontraremos gore a chorros, pero sí que hay dos o tres escenas impactantes
en lo que a sangre se refiere.
Los personajes son
pocos, los que verdaderamente importan, al menos. Y se agradece, porque como la
trama es densa, ayuda muchísimo el hecho de que no tengamos al titipuchal de
gente yendo y viniendo por los escenarios, consiguiendo además que podamos
estudiar a detalle las personalidades de cada uno.
Y la trama…aquí está el
fuerte de este libro. Se trata de una historia compleja, muy compleja. Porque
aunque lo vemos todo desde los ojos de Eva, sí que alcanzamos a distinguir los miedos
y virtudes de quienes la rodean. La misma Eva es una mujer complicada, que se
pasea en un amplio espectro de tonos de gris, blanco y negro. A ratos nos va a caer
mal, a ratos sentiremos compasión por la pobre mujer, y a ratos nos dará gusto
y ternura verla feliz. Sin embargo, los acontecimientos a los que tendrá que
hacer frente nos causarán, de manera irremediable, alguna reacción. Y esos son
los libros con potencial, aquellos que no nos dejan indiferentes emocionalmente
hablando. Hubo momentos en donde yo me preguntaba si no en realidad Eva tenía
la culpa de todo lo que le pasaba, o si la vida había sido muy cabrona con
ella, o si el marido merecía que le patearan las pelotas, o si la mujer tenía
todo el derecho y la razón de sentirse amenazada y asustada ante la presencia
de su hijo. No obstante, me gustaría hacer la aclaración de que, pese a que Kevin
presenta casi todos los rasgos de personalidad típicos en un psicópata, al
final, dicha teoría (la de que es un psicópata) se cae debido al intento de
redención del chico en las últimas páginas. Porque un psicópata no busca redimirse,
no se arrepiente en lo más mínimo, simple y sencillamente, porque su cerebro no
es capaz de llevar a cabo ese proceso. Creo que esa fue la causa por la que
este libro me decepcionó un tilín, aunque entiendo que la autora quisiera
darnos ese tono esperanzador para no dejarnos un mal sabor de boca, si bien a
mí me encantan los finales oscuros o agridulces.
No es un libro que
recomendaría a todo el mundo, pero sí a quienes sean capaces de soportar
escenas fuertes y que además estén buscando textos que te obliguen a parar para
reflexionar sobre lo que se nos plantea. Un tocho que al menos a mí, me gustó y
me hizo sentir que valió la pena mi tiempo invertido.
¿Y ustedes? ¿Qué opinan
sobre los libros que nos hacen reflexionar? ¡Tecleen!

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